Comunicadores celebraron la 59ª Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales y vivieron su Jubileo con esperanza

Santo Domingo vivió una Semana de la Comunicación marcada por la gratitud, el compromiso y la mansedumbre comunicativa.

Santo Domingo, R.D. – Con gran entusiasmo, la Arquidiócesis de Santo Domingo celebró la Semana de la Comunicación 2025, en el marco de la 59ª Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, culminando con la Solemne Eucaristía Jubilar el domingo 1 de junio en la Catedral Primada de América.

Bajo el lema propuesto por el Papa Francisco: “Compartan con mansedumbre la esperanza que hay en sus corazones” (cf. 1 Pe 3,15-16), esta jornada convocó a comunicadores, periodistas, medios de comunicación, comunidades eclesiales y fieles en general, con el propósito de dar gracias a Dios y renovar la misión de comunicar con verdad, esperanza y mansedumbre.

A lo largo de la semana —que tuvo lugar del 24 de mayo al 1 de junio— se desarrolló un variado programa de actividades espirituales, formativas y culturales, entre ellas:

📌 Actividades realizadas

  • Martes 20 mayo: Rueda de prensa de presentación en la Sala de Prensa de la Arquidiócesis
  • Sábado 24 mayo: Misa de apertura en la Parroquia San Antonio de Padua, Gazcue
  • 26 y 27 mayo: Master Class virtual sobre ética, espiritualidad y desafíos de la comunicación
  • Miércoles 28 mayo: Reflexión del mensaje del Papa en las distintas vicarías
  • Jueves 29 mayo: Vigilia de los Comunicadores en la Parroquia Nuestra Señora de la Evangelización, Vicaría Oeste.
  • Viernes 30 mayo: Panel presencial en la PUCMM titulado “Comunicar con esperanza en tiempos de infoxicación e inteligencia artificial”
  • Sábado 31 mayo: Presentación del documental “Valientes” en la Parroquia San Antonio de Padua del sector Gazcue.
  • Domingo 1 de junio: Santa Misa Jubilar en la Catedral Primada, presidida por Monseñor Benito Ángeles Fernández, previo a una emotiva procesión desde el Monumento a Fray Antonio de Montesino.

La celebración dejó un profundo llamado a vivir una comunicación más humana, servicial y comprometida con el bien común. Inspirados por el mensaje del Papa Francisco, los participantes.

reflexionaron sobre la importancia de “desarmar la comunicación”, sanar la autorreferencialidad y caminar juntos como peregrinos de esperanza.

La Comisión de Comunicación y Prensa de la Arquidiócesis agradeció a todos los medios, comunicadores, parroquias y fieles que se unieron a esta semana especial, reconociendo la valiosa misión de quienes hacen posible que el Evangelio siga llegando con fuerza a través de los medios.

Homilía de Mons. Benito Ángeles Fernández, Obispo emérito de Santo Domingo:

Queridos hermanos y hermanas, todos los aquí presentes y los que nos siguen a través de los medios:

Demos gracias a Dios por la oportunidad de participar en una solemnidad tan maravillosa dentro del camino de la fe como lo es la fiesta de la Ascensión del Señor.

Saludo con mucho cariño al padre Nelson Clark, nuestro párroco de la Catedral; al padre Kennedy Rodríguez, director de los Medios Católicos de la Arquidiócesis de Santo Domingo; al padre Franklin Camacho, rector del Seminario Buen Pastor de la Arquidiócesis y responsable de la promoción de las vocaciones sacerdotales y religiosas.

Saludo también a cada uno de los comunicadores que están aquí, en sus diferentes dimensiones dentro de esta gran riqueza de la comunicación pluridimensional. Hoy celebramos el Jubileo de los Comunicadores en nuestra Arquidiócesis de Santo Domingo. A todos los presentes y a los que no han podido estar hoy con nosotros, reciban nuestro afecto, cercanía, oración y nuestra profunda valoración por la misión maravillosa que desempeñan: llevar adelante este servicio de la palabra al pueblo de Dios.

En este día tan especial, el mensaje del Papa Francisco —el número 59 de la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales— se nos presenta bajo un lema que debe llamarnos la atención:

“Compartan con mansedumbre la esperanza que hay en sus corazones.”

El Papa valora profundamente el servicio de los periodistas y comunicadores. Y nos recuerda que vivimos un tiempo marcado por la desinformación y la polarización. Aun así, nos dice que este es un tiempo de gracia para los comunicadores, aunque también un tiempo turbulento.

El mensaje está desarrollado en cuatro grandes temas:

  • Desarmar la comunicación
  • Dar razón con mansedumbre de la esperanza que hay en nosotros
  • Esperar juntos
  • El corazón

Entramos en el tiempo litúrgico de la Ascensión del Señor, cuando Cristo sube al cielo y encarga a sus discípulos —a nosotros— la misión de continuar su obra. Hoy, esa misión se enfoca especialmente en el ámbito de la comunicación.

El Papa nos invita a desarmar la comunicación, es decir, a purificarla de la agresividad tan común en la información de hoy. A menudo la palabra se usa como un puñal; se difunden informaciones falsas o manipuladas para provocar, incitar y herir. El Papa denuncia esta manipulación, que genera una “dispersión programada de la atención” y que, a través de algoritmos y lógicas de mercado, modifica nuestra percepción de la realidad, atomiza los intereses y socava el sentido comunitario. En este contexto, Francisco cita a tres grandes referentes de la comunicación: Tonino Bello, Jorge Bernanos y el Papa Benedicto XVI.

Ellos ya nos habían alertado sobre los escenarios sombríos que enfrentamos, y nos invitan a abrazar la esperanza como actitud ante este mundo lleno de desafíos.

La esperanza es el centro del mensaje. El Papa cita la carta de Pedro: “Glorifiquen en sus corazones a Cristo el Señor. Estén siempre dispuestos a dar razón de la esperanza que tienen. Pero háganlo con delicadeza y con respeto.”

Francisco señala tres claves para los comunicadores:

  1. La esperanza tiene rostro: el rostro de Cristo. No se puede comunicar sin reconocer que detrás de cada mensaje hay una persona, hay un rostro humano, y ese rostro es Cristo mismo.
  2. Prepararnos para dar razón de nuestra esperanza: No se trata solo de decir algo, sino de encarnarlo.
  3. Comunicar con el corazón: Francisco nos pregunta con ternura:
    “¿Qué sueño yo como pastor para la comunicación?”
    Y responde: “Sueño con una comunicación que sepa hacernos compañeros de camino.”

Inspirado en los discípulos de Emaús, el Papa sueña con una comunicación que hable al corazón, que abra caminos de amistad, belleza, esperanza, empatía, dignidad, y cuidado de la casa común.

El buen comunicador, dice Francisco, es aquel que logra que quien escucha, lee o mira, se sienta incluido, encuentre lo mejor de sí mismo y pueda identificarse con las historias narradas. Esa es la comunicación que convierte y construye esperanza. Este tipo de comunicación es clave para el lema de nuestro Jubileo: “Peregrinos de una nueva esperanza”.

El Papa insiste: la esperanza es un proyecto comunitario. Es un mensaje para los sufrientes, los marginados, los encarcelados, los pobres, los que viven en las trincheras de la vida.

Nos anima a contar las numerosas historias de bien escondidas entre las noticias cotidianas. Nos llama a ser como buscadores de oro que tamizan incansablemente la arena en busca de pequeñas pepitas de bondad.

Termina el Papa con palabras dirigidas al corazón. Nos da pistas para cuidar el corazón del comunicador: Cada vida hay que salvarla.

Concluye con un hermoso llamado: “Florezcan en una esperanza y crean cada día más que su misión está encarnada como hijos de Dios. Transmitan una esperanza real a aquellos que luchan, sufren y esperan un futuro mejor.”

“Sean portadores de esperanza para los niños que logran sonreír entre los escombros de la guerra y en las calles pobres de los barrios marginados.”

Una vez más, el Papa nos deja un mensaje de ternura, pero también de compromiso con la realidad social, familiar, económica, cultural y política.

La comunicación es para todos. Nadie puede quedar excluido de una comunicación que conduzca a una nueva esperanza.

Hoy Jesús, con su Ascensión al cielo, no nos deja para que seamos indiferentes. Nos deja tareas.

Tareas para continuar la evangelización, llevando adelante la palabra de la verdad que el Comunicador por excelencia —Jesucristo— nos transmitió.

Dios les bendiga a todos.

Sean mansos. No olviden nunca al otro. No se dejen llevar por reacciones instintivas. Practiquen una comunicación que sane heridas, no que las cause. Confíen en el poder de la esperanza.

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